Descripción general

El aneurisma de aorta abdominal (AAA) es una dilatación patológica de la aorta, la principal arteria que suministra sangre al abdomen, pelvis y piernas. Este ensanchamiento puede debilitar la pared arterial y, si no se trata, llevar a su rotura, con consecuencias potencialmente fatales.

Causas

Las causas de un aneurisma de aorta abdominal (AAA) son multifactoriales, implicando tanto factores genéticos como ambientales.

La aterosclerosis, caracterizada por la acumulación de placas de colesterol en las paredes arteriales, es un factor de riesgo predominante. Esta condición conduce al engrosamiento, endurecimiento y eventual pérdida de elasticidad de las arterias.

Los factores de riesgo modificables, como el consumo de tabaco, la hipertensión arterial, y un alto nivel de colesterol, juegan un papel crucial en el desarrollo y progresión de los AAA. Además, factores genéticos y la presencia de enfermedades del tejido conectivo pueden predisponer a individuos a esta condición. La inflamación crónica y el daño a las paredes de la aorta también contribuyen al debilitamiento de la arteria, facilitando la formación del aneurisma.

Síntomas

Los aneurismas de aorta abdominal (AAA) son predominantemente asintomáticos, lo que significa que la mayoría de las personas con esta condición no experimentan síntomas evidentes. Esta característica asintomática permite que el aneurisma crezca sin ser detectado, lo que representa un desafío para el diagnóstico precoz.

En ocasiones, algunos pacientes pueden notar:

  • Sensación pulsátil en el abdomen.
  • Dolor abdominal.
  • Dolor de espalda o en el flanco lateral.

Estos síntomas son poco comunes y pueden ser fácilmente atribuidos a otras afecciones.

Diagnóstico

El diagnóstico de un aneurisma de aorta abdominal (AAA) se basa en la combinación de evaluación clínica y pruebas de imagen. 

La evaluación clínica inicial puede incluir un examen físico detallado, donde un médico busca signos de un aneurisma palpando el abdomen para detectar cualquier masa pulsátil. Sin embargo, debido a la naturaleza asintomática de muchos AAA, la evaluación clínica por sí sola rara vez es suficiente para un diagnóstico definitivo.

Las pruebas de imagen juegan un papel crucial en la confirmación y evaluación del AAA:

  • La ecografía abdominal es la herramienta de detección estándar debido a su eficacia, seguridad y bajo costo. Proporciona información valiosa sobre el tamaño y la forma del aneurisma, siendo fundamental para el seguimiento y la toma de decisiones terapéuticas. 
  • La tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM): se utilizan para casos más complejos o para planificar una intervención quirúrgica ya que ofrecen imágenes detalladas de la aorta y estructuras circundantes. Permiten una evaluación más completa de la anatomía vascular y la presencia de complicaciones potenciales.

La elección de las pruebas de imagen dependerá de las características individuales del paciente y de la necesidad de información detallada para guiar el tratamiento.

Tratamiento

El tratamiento de un aneurisma de aorta abdominal (AAA) varía según el tamaño del aneurisma, la velocidad de su crecimiento, y la presencia de síntomas o factores de riesgo de rotura. La estrategia de manejo se centra en prevenir la rotura del aneurisma, la cual puede ser mortal.

Para los AAA pequeños (menores de 5,5 cm en diámetro) y asintomáticos, el enfoque puede ser simplemente de vigilancia activa, que incluye ecografías o, más raramente, tomografías computarizadas periódicas para vigilar el crecimiento del aneurisma.

Medicamentos

El tratamiento médico juega un papel fundamental en el manejo de los aneurismas de aorta abdominal (AAA), especialmente en la etapa de vigilancia activa y para el control de la aterosclerosis, que es uno de los factores de riesgo clave para el desarrollo de AAA. Aunque la medicación no puede reducir el tamaño de un aneurisma ya formado, puede ser crucial para ralentizar su crecimiento y reducir el riesgo de complicaciones.

Las estrategias de tratamiento médico incluyen:

  • Medicamentos antihipertensivos: reducen la tensión en las paredes de la aorta, lo que puede ayudar a ralentizar el crecimiento del aneurisma. Los medicamentos comúnmente prescritos incluyen los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los bloqueadores de los receptores de angiotensina II (BRA).
  • Estatinas: se utilizan para reducir los niveles de colesterol en la sangre. Al disminuir la cantidad de colesterol, las estatinas pueden ayudar a prevenir la progresión de la aterosclerosis, una causa subyacente común de los aneurismas aórticos.
  • Antiagregantes plaquetarios (como la aspirina): pueden ser recomendados para reducir el riesgo de formación de coágulos sanguíneos, lo cual es particularmente importante para pacientes con aterosclerosis o aquellos que han tenido una cirugía de reparación de AAA.

El tratamiento médico debe ser personalizado y está diseñado no solo para manejar el AAA, sino también para abordar las condiciones coexistentes que pueden aumentar el riesgo de crecimiento del aneurisma o de eventos cardiovasculares adversos.

La colaboración entre el paciente y su equipo de atención médica es esencial para determinar la estrategia de tratamiento más adecuada y efectiva.

Ejercicio y modificación del estilo de vida

Se recomienda:

  • Abandonar el consumo de tabaco.
  • Control de la hipertensión arterial.
  • Manejo de los niveles de colesterol.
  • Fomento de un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta balanceada y ejercicio regular.

Cirugía y otros procedimientos

En casos de aneurismas más grandes o de rápido crecimiento, o si el paciente presenta síntomas, puede ser necesaria la intervención quirúrgica.

Existen dos procedimientos principales: 

  • La reparación quirúrgica abiertaimplica una incisión en el abdomen para acceder directamente a la aorta y reemplazar la sección aneurismática con un tubo sintético (injerto). Aunque efectiva, esta opción tiene un período de recuperación más largo y mayores riesgos asociados.
  • La reparación endovascular del aneurisma (EVAR): es menos invasiva, realizándose a través de pequeñas incisiones en la ingle para guiar una prótesis cubierta hacia la aorta y reforzar la pared arterial desde dentro. La EVAR tiene un período de recuperación más corto y menos complicaciones en el corto plazo, pero puede requerir monitorización continuo a largo plazo para asegurar que la prótesis permanezca en posición y funcione correctamente.

La elección entre reparación abierta y EVAR dependerá de varios factores, incluyendo la anatomía del aneurisma, la salud general del paciente, y la experiencia del equipo quirúrgico.

En cualquier caso, el manejo de los AAA requiere una evaluación cuidadosa y personalizada para optimizar los resultados y minimizar los riesgos

Prevención y diagnóstico precoz

La prevención y el diagnóstico precoz de los aneurismas de aorta abdominal (AAA) son esenciales para reducir el riesgo de complicaciones graves, como la ruptura.

El cribado mediante ecografía abdominal es recomendable para grupos de alto riesgo, especialmente hombres fumadores o exfumadores de 65 a 75 años

Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya dejar de fumar, controlar la hipertensión, mantener niveles óptimos de colesterol y realizar ejercicio regular, puede disminuir significativamente el riesgo de desarrollar un AAA.

Estas medidas preventivas, junto con el seguimiento médico regular, son clave para la detección temprana y la gestión efectiva de los AAA.

Complicaciones

Las complicaciones asociadas a los aneurismas de aorta abdominal (AAA) pueden ser graves y potencialmente mortales, siendo la más crítica la rotura del aneurisma.

La rotura ocurre cuando la pared del aneurisma se debilita hasta el punto de desgarrarse, provocando una hemorragia interna masiva. Esta situación representa una emergencia médica que requiere atención inmediata, dado su alto índice de mortalidad.

Otra complicación es la formación de coágulos de sangre dentro del aneurisma, los cuales pueden desprenderse y causar embolias, obstruyendo el flujo sanguíneo a otras partes del cuerpo, como los riñones o las extremidades inferiores, lo que podría llevar a daño orgánico o incluso la amputación.

La detección temprana y el manejo adecuado del AAA son cruciales para prevenir estas complicaciones y mejorar los resultados a largo plazo para los pacientes.

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Escrito y revisado por personal del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital La Fe de Valencia. © 2024.

 

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